viernes, 3 de enero de 2014

Pozoj: el ciclo de la existencia (x sebita).


para Kuga 

  
      Corrían los 90s en chile, a medio camino entre los milicos y los servicios de inteligencia de la transición democrática. Muchos de nosotros dividíamos el tiempo entre el colegio y las horas libres, el tiempo que teníamos para hacer lo que queríamos a la medida de lo que podíamos, es decir, patear calle escuchando cintas mal grabadas, de quinta generación: algo de metal sucio, oscuro, endemoniado y perverso; o punk rabioso, palabras agudas, mordaces y ritmos acelerados que tenían el encanto de algo que se podía cantar, corear y recordar mientras empinábamos botellas, cartones, vasos y bidones. Música que conseguíamos e intercambiamos de manera ritual y que devorábamos con oídos ávidos de adolescente desencantado y citadinos, pobres de un folklore propio, buscando canciones donde encontrarnos, representarnos… entre Venom y Eskorbuto… pasados a marihuana y copete rancio. En medio de una urbe triste, de pasado sangrante y presente violento, grisácea y hostil... así lo recuerdo yo.

      Bastante lejos de esa realidad, con un océano y dos mares de por medio, en un ambiente natural mucho más amable, algo parecido le pasaba a unos jóvenes de un pequeño poblado en Croacia, perdidos en el bosque, con la nieve hasta el culo y pasado de aguardiente. Se debatían entre la pesadilla de la guerra y las miserias locales. Buscando generar algo en un lugar donde no salía mucho más que queso y vino campesino, de ese que medio ciego te deja, de lo que también se podía culpar a las costumbres endogámicas locales, como una constante cultural. La movida local, en cuanto a música se refería, era inexistente así que se la debían crear ellos mismos. Así, con los oídos quemados por Doom y Partisans, nació INTOXICATED, un grito rabioso y fugaz que dejo su marca y levantó la bandera negra que PATARENI había llevado por aquellas tierras como grito de guerra. Bajo sus propios términos, cito palabras de la banda, “Intoxicated fue una banda clásica de crust de sonido sucio y oxidado. El alcohol, el pegamento y la hierba fueron nuestra inspiración. No tocábamos bien pero disfrutábamos y creíamos lo que hacíamos, punk gritado de tres acordes. La decadente e irresponsable forma de acercarnos a la música termino con la banda”. 


      Pero su herido plantel continuó ensayando, madurando influencias y, definitivamente, aprendiendo a tocar. Engendraron un nuevo proyecto, ya más reposado en cuanto a composición y dejando entrever las influencias de su entorno, su mitología y la cantidad de setas que tragaban cada otoño. Así, con un sonido más cercano a Bathory, nace el concepto J.W. POZOJ. Creado colectivamente entre amigos y psicópatas locales, nada tenía que ver con el Black Metal Noruego ni sus conceptos de superioridad derivados de un abultado cheque de desempleo dado por el Estado de bienestar, ni con los problemas personales de aquellos que se autodenominan misántropos y viven buscando el flash de la cámara que perpetúe sus fachas de osos pandas cubiertos de ketchup. Pozoj suena a vida, a creación, a energía, a muerte y renacimiento, a bosque profundo y noche estrellada, a naturaleza y a historias paganas de tiempo antiguos, traídas por el viento que corta la montaña donde reposa Samobor. Cuenta la leyenda que un gallo pondrá un huevo negro, el cual un hombre debe llevar bajo su brazo (asobacado, digamos) por 10 años, luego de lo cual nace POZOJ, una serpiente emplumada, un demonio medio gallo mitad dragón. Nuevamente cito la banda para explicar su visión de la música, “tocamos bajo este nombre y usamos símbolos del ciclo de la existencia, incluyendo el personaje Pozoj, nacimiento, crecimiento, desarrollo, muerte, como un paralelo al desarrollo musical. No significa que estamos hablando directamente de mitología o promoviendo historias de dragones… las nuestras son canciones de amor directo hacia la divinidad de la naturaleza, en un sentido filosófico más que uno religioso. El nacimiento de Pozoj, la representación simbólica del ritmo del tiempo en su inicio, ciclos naturales en el sentido del cambio del clima y los fenómenos naturales. Escape de Pozoj, salida del estado inicial del ser, el punto alto de la fertilidad y del crecimiento de la naturaleza que satisface sus propósitos, crecimiento, floración, maduración, terminando en la muerte representada por la llegada del invierno. Retorno de Pozoj, vuelta del reino de la muerte para plantar la semilla de un nuevo ciclo. En la narraciones originales las batallas divinas son algo inherente de todos los mitos paganos populares, hay variantes evidentes, pero los factores místicos son un tejido común sobre el cual nos basamos”.



      Sea como sea, de mucho que lo pensaron, las horas de ensayo y estudio, en el garage de su propia casa, y las ralladas personales y mentales de tanta mitología y bebidas espirituosas, lograron generar un sonido rico, inquieto pero constante, que no se pierde en la búsqueda, sino que da luces de lo que encuentra. En el primer disco, Birth of Pozoj, se aprecia claramente el potencial de esta gente, su visión y convicción, su amor por la música que ejecutan. Pero, bajo mi opinión, es en su segunda entrega -nada personal Domagoj- Escape of Pozoj, donde todo cae en su lugar. Están afiatadisimos y la existencia de las canciones se percibe como un capítulo de un mismo libro, son inseparables, no puedes tomar una y sacarla de su contexto. Cuando escuchas y reescuchas el disco viajas con él, lo sientes y caminas al lado en ese viaje, en el escape, en el paso firme que denota cada acorde, cada beat de la batería perfectamente ejecutado, de las voces y sus variantes y de las cadenas montañosas por las cuales pasan sus guitarras. Pasas de la calma llana a la afilada cumbre de unos riff endemoniados y cortantes acompañada del certero embate del bajo. Este disco destroza la discografía de muchas bandas americanas de esas que se han clasificado bajo el pomposo nombre de Atmospheric Black Metal y los manda de vuelta a sus sillones a mirar el Facebook y llorar por nunca haber tenido calle, por nunca haber odiado de verdad, por no tener nada de punk, ni de conciencia social, requerimientos imperativos para alcanzar una global, más aun universal, convicción de la propia vida como ciclo. Pozoj está lejos de esas bandas que aspiran nada más que a la superproducción de sus discos. Esta gema del 2009 brilla y no se apaga, chorréa elocuencia y elegancia, mantiene el espíritu simple del punk honesto y no tiene desperdicios de arreglos, ni pachotadas del tipo lobos en tronos, ni cinturones de balas comprados por Ebay. Es pura verdad y dedicación, una muestra de lo que el ta manoseado DIY puede llegar a hacer cuando no se mancha de autolimitación ni pretensiocidad. IMPERDIBLE.

      Solo falta esperar lo que preparan por estas fechas. Están regrabando su primer disco y cerrando la composición del Retorno, el cierre del ciclo. No hay apuro ninguno para los barbaros ni para los paganos. El tiempo no corre de la forma moderna, al ritmo del dinero ni las entregas a plazo fijo.



Baja el disco Escape of Pozoj 



Pozoj en su madriguera: