A comienzos del siglo xx los dadaístas construían collages o
fotomontajes para dar cuenta de una realidad absurda, denunciando la guerra, la
avaricia de los bancos, la hipocresía de la burguesía entre otras cosas. Esta técnica
fue reutilizada durante todo el siglo xx y retomada por los punks para crear sus
portadas de discos e interiores. Muchos de estos collages originales ponían en
partes de animales en cuerpos de humanos o viceversa. Esta foto
sacada hace poco en Coquimbo, en el norte semiárido, muestra como ya no es necesario
realizar estos artificios artísticos para dar cuenta del absurdo de la
realidad. Hoy por hoy, el cambio climático nos muestra a animales realizando
acciones casi humanas, como los osos polares reciclando o este lobo marino
saltando una barrera para peatones para cruzar una avenida y lograr conseguir
algo de los restos de comida que había en un basurero. Ya habíamos visto uno
que, en un acto de justicia poética, casi arranca la cabeza de piñera. Acá
vemos al lobo que parece un transeúnte más esquivando los obstáculos del
urbanismo. Un ciudadano de esta horrible república que obliga a sus súbditos a
vivir de forma antinatural. Como dijo un amigo, desde ahora te llamaremos
hermano.
Desde hace años en Coquimbo
se viene librando una batalla entre oprimidos. Por un lado, los pescadores
artesanales vieron reducidas sus áreas de pesca debido a la corrupta ley
longueira, como también, la pesca de arrastre ha reducido considerablemente las
especies rentables para el comercio pesquero. Incluso aquellos que no se
enfrentan hoy a una especie que lo ha acompañado desde las primeras entradas al
mar, el lobo marino. El mismo lobo que era usado para construir balsas por los
pueblos nómades costeros del semiárido, ahora es un enemigo acérrimo de los
artesanales. Éste para los pescadores reduce aún más la pesca, además se reproduce
sin control, y a su vez es alimentado por los desechos y menudencias que se
arrojan al mar a un costado de la caleta de coquimbo. Siempre se ha sabido de
los asesinatos de lobos y otras especies con uso de dinamita, pero desde hace
ya 5 años la prensa local hegemónica da cuenta de otros tipos de asesinatos y
secuestros contra esta especie. Hallazgos en sitios eriazos de lobos mutilados
y para quienes observamos y estudiamos la fauno costera, podemos darnos cuenta
claramente que son los miembros más ancianos y fuertes de la manada. Sin duda
una estrategia para romper las formas de organización animal. Desde el 2016 se
han registrado ataques de lobos marinos contra pescadores y buzos de la caleta,
como también se han levantado campañas en período estival para alertar a
turistas de no acercarse a esta especie, la cual según los organismos
burocráticos del poder ha desbordado su población, por lo que se adentra a las
calles de la costanera, que en algún momento fueron rocas y loberas que albergaban
manadas de estos. Ahora atacan las ferias libres que se ubican al costado de la
carretera para conseguir la comida que el artesanal le ha quitado y saciar un
hambre que las sobras y verduras descompuestas pueden acabar. Aun así la ira no
termina con llenar las bocas de las crías, el año 2017 se pudo registrar por
medios alternativos de prensa y algunos hegemónicos que una peligrosa
"banda" de lobos marinos atacó por la madrugada una embarcación. Registro
que hizo un nochero de la caleta al observar que una treintena de lobos marinos
abordaron una mediana embarcación y procedieron a destruirla con golpes hasta
lograr hundirla. Las pérdidas millonarias en equipos de geolocalización y artículos
de pesca como de la misma embarcación lloraron en los periódicos locales, mientras
que la venganza apareció con cadáveres de lobos en las inmediaciones del lugar.
Ya desde aquellos días la municipalidad tomó otras medidas cercando el borde
costero y amenazando con duras normas la alimentación “ilegal” a especies
marinas. Pero aun así, hace un par de semanas quienes habitamos la península de
coquimbo pudimos observar que la disputa no terminó. Tales cercos fueron desalambrados
por una manada furiosa que después de dos años vuelve a contraatacar a una
humanidad que no ha sido responsable de su miseria, pero sí cómplice. Mucho nos
queda aprender de la naturaleza no-humana, sobre sus reivindicaciones y
motivaciones, si es que realmente fue memoria y venganza o causa y consecuencia
de un hambre voraz.
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el conselheiro y owen
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