La sentencia del 12 de julio, en que tres jueces del Séptimo Tribunal Oral en lo Penal me condenaron a 5 años y 300 días de prisión, sin derecho a beneficios por el atentado con un explosivo de bajo poder al Banco BCI de Macul la noche del 30 de noviembre de 2011, ha desatado la alegría y el aplauso rabioso de distintas facciones del poder y la prensa hegemónica , como ha quedado demostrado con las declaraciones del Ministro del Interior, quien calificó la sentencia como “ejemplar”, utilizando los fallos de los tribunales para hacer pedagogía política y linchamiento público.
El festín ha tenido efecto y sobre la mesa del poder quedan los restos.
Algunos comensales se han retirado con un dejo amargo en la boca por la enorme presión política y las triquiñuelas a las que hubo que recurrir , pero contentos al fin y al cabo. En vez de cubiertos, comen con grilletes y cadenas; algunos se han quedado en sus sillas, ebrios de soberbia, con las democráticas pistolas policiales sobre la mesa. Con una sonrisa que parece una máscara pasan las manos sobre sus armas mientras piensan “para otra vez será, por ahora ha bastado con el derecho”. La prensa militante de los poderosos, esa sirvienta diligente, mira satisfecha desde un rincón y se pasa por los labios su lengua bífida... las monedas tintinean en sus bolsillos.
¿Sabrán quienes brindan y celebran como es la prisión? El frío de sus pasillos lúgubres, la humedad permanente, el ruido de las rejas y las puertas automáticas de las cárceles modernas, las rejas sobre el cielo (jamás un pedazo de cielo sin ellas), los colores que no se ven nunca más, el sentido de las distancias que se pierde, la prepotencia de los carceleros al mando, esos silencios profundos y tétricos, instantes taciturnos de los presos y su certeza de que son de ese lugar, un barrote más, carne de presidio, interludios con reggueton y Camela, sólo algunos saben que nacieron para perder, que el orden social capitalista es así, que sus vidas se deciden en otra parte, muylejos. Mientras tanto sueñan con lujos, joyas y riquezas, la ilusión que les vende el sistema; ellos a su modo luchan por sus familias, por “renovar la ficha” y así se va la vida por el sumidero, entre cárcel y cárcel, durando 40 días en la calle o quizás en un “mano a mano”, en la ley de los choros, “péscate a puros tajos"
¿Sabrán los señores del poder y sus sirvientes como sabe la prisión, cómo huele la prisión, cómo suena la prisión a la que condenan a miles y miles de nacidos para perder, a los transgresores, a los Mapuche?
Mientras escribo en una gélida celda de la Sección de Máxima Seguridad donde me encuentro pienso en ello. El frío es penetrante, pero mi corazón arde de pasión, optimismo y convicción de luchar por algo justo. No me dejaron pasar la foto de mi pequeño cachorro, pero igual se vino conmigo al igual que la Daniela; también los labios de mi Madre que se vinieron estampados en los restos de lápiz labial que quedaron en un vaso en que bebió la última visita. Una hermosa casualidad para mí, que me tiene lleno de alegría. Así paso las primeras horas de esta huelga de hambre líquida e indefinida, cuyos puntos paso a detallar:
1- Denunciar la flagrante ilegalidad y violación al debido proceso que significó que el tribunal valorara la declaración como testigo de un oficial de la Dipolcar, en circunstancias que no declaró durante la investigación ante la fiscalía. Esto contraviene lo dispuesto en el artículo 181del Código Procesal Penal.
2- Denunciar públicamente el doble castigo que significa haberme condenado por la Ley de control de armas y explosivos y luego a 300 días de prisión por el delito de daños, ocupando como agravante haber utilizado un artefacto explosivo casero de bajo poder, en circunstancias que ese hecho ya ha sido sancionado por la Ley de control de armas y explosivos. Esto, en la práctica significa sancionar dos veces el mismo hecho ilícito, lo que contraviene los principios elementales del derecho penal.
3- Denunciar la campaña mediática en mi contra del influyente y ultra conservador diario El Mercurio, quien en un artículo del 13 de julio y luego en una editorial del 18 de julio, mienten groseramente al afirmar que mi ADN estaba presente en otros 3 atentados explosivos, dando a entender que la sentencia en mi contra incluso había sido blanda. Estas afirmaciones son absolutamente falsas, jamás en el juicio ningún perito afirmó algo así ni nada que se le parezca así como tampoco existió documento alguno en la carpeta de investigación que determinara aquello.
Ante estos hechos, sólo me queda utilizar mi último recurso y poner en riesgo mi integridad física para defenderme y denunciar las ilegalidades del juicio y la sentencia, sumado a la enorme presión política y mediática. Hago un llamado a solidarizar con mis demandas, a difundirlas y emprender las acciones de agitación, propaganda y denuncia del Estado chileno en cualquier parte del mundo. Estaré enormemente agradecido de la solidaridad en cualquiera de sus formas
Un abrazo enorme para todos y todas.
HANS FELIPE NIEMEYER SALINAS
UNIDAD ESPECIAL DE ALTA SEGURIDAD SANTIAGO, CHILE, SUDAMÉRICA
Nota: agregamos las imagenes de los textos citados, artículo de la periodista Leslie Ayala y la editorial posterior , que ya no aparecen en la versión digital (a proposito) del mercurio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario