miércoles, 27 de marzo de 2024

Fernando Prim, Hijos del Pueblo, ELCSVLP. Novela.

Los relatos de Fernando Prim en general son protagonizados por personajes grotescos, relacionados con alguna subcultura juvenil, que habitan el gran Buenos Aires o algún otro páramo del suelo argentino. En esta cuarta entrega en formato libro Prim también utiliza los personajes subnormales pero protagonizando una novela que se desarrolla bajo las actuales condiciones de explotación posmoderna. Esta transcurre principalmente en Buenos Aires capital y específicamente el microcentro, que, bajo el actual escenario de subsistencia, está poblada de laburantes bajo algun tipo de subcontrato de servicio de entrega de comida rápida vía aplicación de celular (tipo rappi). Los sujetos que surgen, productos de la migración forzada y de su entrega al sálvese-quien-pueda (uno nace y muere solo, como decía un peculiar anarcopunk centroamericano que conocí, frase usada para justificar sus mezquindades), se enfrentan por ganar un par de pesos más, cual pelea de ratas por un cacho de pan entre los basureros del corredor Suipacha, arteria céntrica del microcentro de bs as, lugar donde se ubican oficinas de empresas o bufete de abogados. Personajes como el Hombre Aplicación o los Regeton Boys, movilizados en sus vehículos de dos ruedas, son expresiones de esta nueva forma de explotación en que las relaciones humanas se ven reducidas a su mínima expresión y donde se imponen las relaciones mediadas por aplicaciones de android o Iphone. El narrador expresa abiertamente su desprecio por la subcultura que disfrutan estos personajes, con expresiones tan desagradables como la musica reggaetón o trap y la vida social en barberías. Estos nuevos explotados, que no dudan en abuzar de sus pares, a su vez, conviven con otros personajes sobrevivientes de un viejo mundo donde las reivindicaciones sociales por un nuevo mundo sin explotación aun eran posibles, pero perduran de una forma estrambótica, sin un entramado social que les pueda dar soporte. Prim los encarna en una pandilla de Anarcopunks, “discapacitados mentales” adictos al tolueno que habitan bajo una estructura similar a un hongo rojo, ruina de un edificio que debía ser destinado a una confitería en el corazón del antiguo Parque Genovés. Este fue un parque soñado como una ciudad deportiva del Club Atlético Boca Juniors, a los orillas del riachuelo que atraviesa la ciudad, pero que quedó en abandono y arruinado en la década de los 80s, junto a los sueños e inversiones de sus socios. Antes, en ese mismo lugar los habitantes de Bs As supieron ir a disfrutar de las aguas aun no tan contaminadas durante la epoca estival. Es una novela que reflexiona por los cambios en el plan urbanístico de la gran ciudad y lo hace desde sus ruinas o entre rascacielos o desde el corredor Suipacha, por parte de uno más de los laburantes que en bicicleta o en moto trabajan como cadetes (juniors como les dicen acá en chile) o repartidores. Un ciudad puerto que se niega a sí misma, que niega su propia esencia de puerto, que le da la espalda al puerto como lugar de llegada o partida de viajes interoceánicos, lugar de encierro más que de sueños. Otra ciudad que aparece en esta novela es Mar del Plata, ciudad que hace algunos años fue escenario de las andanzas de un grupo neonazi que atacaba a quien se le atravesara por delante. Personajes de ultraderecha con traumas y pensamientos atrofiados que se transforman en psicopatías. Un par de ellos protagonizan una historia de amor prohibido que termina en Chernóbil en medio de la guerra interfascista entre Ucrania y Rusia. Es una novela hiperrealista que te atrapará de principio a fin, relatos y reflexiones en torno a la ciudad, a la literatura de los bajos fondos, a la justicia, a la vida laboral posmoderna y sus nuevas subculturas. Hijos del Pueblo, es un crudo sarcasmo de las nuevas formas de explotación, que te hará reír y llorar al mismo tiempo. Hijos del Pueblo -una ironía del viejo himno anarquista- son los vástagos de un pueblo fantasma. Un libro que dará que hablar. 





    


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